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Julián Domínguez: “Congelar los precios es una manera de pedirles a las empresas compartir el esfuerzo para salir de la crisis”

-Cómo recibió la noticia del congelamiento de precios de los alimentos por 90 días ¿Como responsable de un ministerio que tiene que ver con la producción de alimentos, no teme que ponga en riesgo la fabricación y el abastecimiento?

– Por respeto, no opino sobre decisiones que se toman en otras áreas del Gobierno. Mi opinión sobre el tema es que esta es una etapa difícil y requiere sacrificio de todos los actores. No olvidemos que el PBI viene de caer 10% en 2020. El congelamiento es una convocatoria a un sacrificio compartido. La gente lo está haciendo, el nivel de pobreza y la caída del poder adquisitivo fue muy grave y recién estamos saliendo. Se pide un sacrificio a todos los sectores en un momento en que empieza a recuperarse el consumo. Creo que la sociedad lo entiende.

Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez. Foto: Fernando de la Orden

– ¿No cree que la sociedad teme por lo que pase el día 91, cuando supuestamente se levante el congelamiento?

– En el Consejo Agroindustrial se construyó una idea de futuro, y el futuro es crecimiento en producir más alimentos e invertir más. los problemas se resuelven con más producción y productividad. Y estamos en esa dirección.

– ¿Pero congelar precios en un proceso de alta inflación no puede derivar en menos producción?

– Yo soy ministro de Agricultura…

– Pero la suba y el abastecimiento de los alimentos le debe importar, no?

– No es mi competencia.

Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez. Foto: Fernando de la Orden

 – Los alimentos, sí…

– Le repito. Esto requiere el sacrificio de todos los sectores de la sociedad y hay que armonizar intereses. Estamos todos en eso. De mi parte enfrentamos este momento impulsando la producción con más financiamiento en condiciones muy favorables, hasta ahí llego yo. Sí puedo decir que garantizo un futuro con más producción.

– Se ha flexibilizado el mercado de las exportaciones pero la regulación estatal sigue generando malestar, por la incidencia en los precios de los granos, la carne. No queda claro qué y cuánto se puede exportar, y así parece difícil expandirse e invertir. ¿Es así?

– Lo primero que digo es que no hay contradicción entre sector público y privado. Miremos qué pasó en 2020. Se exportaron 903.000 toneladas de carne. Este año será el segundo año más alto en exportaciones de carne. Pero hay que cuidar el stock. En el año 2018 exportamos el 27% del stock, en 2019 perdimos medio millón de cabezas y exportamos el 29% del stock, este año vendimos el 28% del stock. El problema es que estábamos exportando madres preñadas. y causando un deterioro en la relación del stock y madres. Estamos sufriendo una pérdida progresiva de cabezas de ganado. El año 2020 fue el año de mayor expo de carne. y en 2021 estaremos levemente por debajo. Pero hay que trabajar en la recomposición del stock.

Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez. Foto: Fernando de la Orden

– ¿Qué otras medidas están tomando en ese sentido?

– Tenemos que elevar el peso de la faena. Estamos en un peso muy bajo y la única opción es aumentarlo para ir a una mejora de la productividad. Quiero ser el ministro que exporte un millón de toneladas de carne y para eso tenemos que ir gradualmente a un aumento del peso de faena y de los niveles de productividad. Es una relación lógica. Pero insisto: no hay cierre del mercado. Se pudo vender la cuota Hilton y la cuota 481. Las cuotas anuales, se han anticipado, venimos bien.

– ¿Hay más casos de países qué sufrieron achicamiento de stock?

– El stock se achica cuando se venden madres. Y eso se explica porque China es una demanda infinita, es una aspiradora sin límite de todo lo que está a la venta. Australia frenó sus exportaciones por la caída de su stock. La fábrica de la ganadería está asentada en tres patas: en el stock, el nivel de preñez y el peso de faena. Hay que armonizar estos tres elementos.

– Los ganaderos dicen que el cepo a la carne no se termina de eliminar y eso impide el despliegue del potencial del sector.

– El freno se liberó. Hoy además se están pagando por los toros precios que nunca se pagaron. Lo dicen los propios cabañeros. Vamos a tener 700,000 madres más, eso es muy bueno. Tenemos un dispositivo del desarrollo del mercado ganadero con las mejores expectativas. Lo dicen los productores. En este escenario planteamos dos cosas: aumentar el peso de faena y certificación de ganadería ambientalmente equilibrada.

– En números concretos, ¿hoy en qué porcentaje estamos a nivel restricciones a la exportación de carne?

– No hay ni cepo ni restricciones.

– Pero no hay libertad total.

– Hay un promedio de saldo exportable que es el 50% del último semestre del 2020, que fue el más grande de la historia. Si no tomábamos ciertos recaudos se estropeaba todo el sistema de producción argentino. La pérdida de madres lo demuestra. Por otro lado, al mercado chino lo abrimos nosotros, durante mi anterior paso por este ministerio. Pero siempre nos fijamos una condición básica: definir el modelo de desarrollo. No hay ningún país que renuncie a diseñar su modelo de desarrollo. Ningún país, aun los más desarrollados, permiten que la demanda de una aspiradora sin límite defina el modelo de crecimiento. El modelo, en armonía de todos los intereses de la cadena, lo define cada país.

– Usted dice que no se puede aceptar que la producción ganadera argentina se configure en función de la demanda china porque se consumen los stocks?

– China es una aspiradora ilimitadamente potente. Dicho eso, lo que digo es que tenemos que prepararnos para aprovecharla de la mejor manera posible. Tenemos que asumir producir mayor volumen, llegar al millón de toneladas y con el mayor valor posible. Si nos agarra desordenados y perdemos madres, nos va a ir mal. Déjame que te diga algo: el mercado más conveniente para Argentina es el americano. China es una aspiradora sin límites, por eso hay que manejarse con cuidado. No creo que ningún hombre de Estado, más allá del partido, deba permitir que la aspiradora de la demanda defina su modelo de producción y exportación.

– ¿Qué falta para que argentina se convierta en el supermercado del mundo?

Ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez. Foto: Fernando de la Orden

– En la actualidad la Argentina produce alimentos para 600 millones de habitantes en el mundo. Hace diez años producíamos para 400 millones de personas. Necesitamos tener una estrategia de financiamiento de la industrialización en origen, generar mayor valor agregado, planificar inteligentemente la comercialización y agregarle a nuestros productos la calidad orgánica que le ofrece Argentina al mundo a partir de todos los cuidados ambientales y de buenas prácticas agrícolas que garantizan la trazabilidad de nuestros productos.

– El Gobierno dice que de la crisis se sale con los dólares de la exportación, pero se restringen las exportaciones. ¿No hay un contrasentido?

– No. Estamos cuidando la capacidad de exportar, estamos ordenando la fábrica de carne para tener mayor capacidad de exportaciones. Esto la cadena lo entiende. La vida del negocio es más larga. que en el agro. Por eso insisto con que al productor le conviene y al país también que se gane peso de faena, como lo propusimos hace 10 años.

– Pero los gobiernos kirchneristas siempre priorizaron que los buenos cortes, de animales chicos, vayan al mercado interno. ¿Cómo se revierte eso y además se convence al consumidor local a aceptar los cortes de animales más pesados?

– Yo puedo hablar de la ganadería, lo que estamos haciendo es diseñar un modelo que sea compatible con los indicadores de los últimos 20 años en lo que se refiere a consumo, producción, exportación. Queremos llegar a exportar un millón de toneladas y hace diez años propusimos un cambio dietario. Y propusimos ir por un desarrollo de la producción de carne porcina que permitiera exportar esa carne también. Hay que ir a una dieta equilibrada, sana, saludable y balanceada.

– El gobernador Axel Kicillof, por ejemplo, dice que es difícil convencer a la gente de comer carne de cerdo.

– No soy exégeta de Kicillof

– ¿Se podrá exportar más gracias a la caída del consumo de carne vacuna de los últimos años?

– Del 2015 al 2019 el consumo per cápita cayó 7 kilos. La gente como menos carne por menor poder adquisitivo y también porque hay una población, la que puede elegir, que está teniendo un cambio dietario. Vamos hacia un sistema de alimentación más saludable

¿Entonces no tiene como objetivo recuperar el consumo per cápita de carne?

– Hay un consumo consolidado en 50 kilos por año y por persona y me parece que es un nivel que vino para quedarse, porque hay una reconversión en la dieta.

– Usted definió a la producción de granos y carne como bienes culturales. una definición que no cayó muy bien en el sector.

– A los 57 años digo lo pienso. Tengo formación cristiana y antes que nada está la dignidad de las personas. El Papa dijo que la dignidad está antes que cualquier derecho. Me acostumbre a comer pan, carne y siempre hemos dicho que la Argentina debía dejar de exportar productos primarios y convertirlos en proteínas, en cerdo… Lo que dije es lo que siempre pensé. No pueden sorprenderse porque diga que son parte de la identidad del país. Es la identidad cultural. Soy de Chacabuco y para mí es un valor cultural la producción de granos y carne. Quiero que tengamos, mucho trigo, maíz, carne… lo que quiere cualquier argentino bien nacido. Imagínese qué pasaría en la Argentina si el ministro de agricultura tuviera que importar carne, maíz, harina para la mesa de los argentinos. No me hagan un problema político por una definición. Lo que digo lo digo como cristiano y como peronista. ¡Es lo que pienso! ¿Por qué me tendría que arrepentir de lo que pienso?. ¡No me despojen de mi dignidad!. Cualquier producto o cualquier empresario, saca el argumento político, desde la intoxicación de la grieta… Preguntá si la argentina tiene que comer pan importado. Si eso pasa no dura nadie en el gobierno!. Además, tenemos cosecha récord de trigo y maíz, hay cosas para festejar… No hagan de un pelo una peluca.

– Hubo buenas cosechas pero lo que se ve es que en otros países crecen más, en volumen y en rindes.

– Yo quiero llegar a los 100 millones de toneladas exportadas. Es verdad que tenemos un problema con la soja. Pero en trigo y maíz estamos en la estimación correcta. En soja deberíamos estar en 70 millones de toneladas, pero hay temas de costos. Además la soja se reemplazó por maíz y hay que ver cómo se recompone. Al país le sirve, al Estado le sirve que haya más soja por más recaudación!

– Uruguay exporta más carne que Argentina. ¿Cómo lo toma eso?

– Es diferente su modelo de producción y exportación. Allí la carne que exportan no la manejan los uruguayos. Yo quiero un desarrollo con la cadena de producción en manos de los argentinos.

– ¿Hay espacio para pensar en una baja de retenciones para impulsar aún más la producción?

– No está en discusión, Imposible pensarlo con estos niveles de pobreza y la caída que sufrimos del PBI.

– Días antes de que usted asumiera, trascendió un mensaje donde se infería que la última palabra en el cepo a la carne la tenía Máximo Kirchner. ¿Hay una línea de decisión que pase por el Instituto Patria, o por Máximo Kirchner o la vicepresidente?

– En este ministerio las decisiones las tomo yo. Por supuesto que como en cualquier área se hacen consultas. Hablo con los que entienden, con los que tienen antecedentes, me toca servir al bien común de la Nación y trato de consultar con los que me aporten una mirada amplia. Toda la vida dialogue ́ y consulte, pero no pido permiso para tomar decisiones.

– La economía marcha a dos velocidades, ¿hay que emparejar a favor de los rezagados, de ahí el pedido de esfuerzo compartido?

– No soy economista. Pero creo en el sacrificio compartido. los sectores del agro atravesaron bien la pandemia. La pandemia castigó a los más pobres. por suerte y bendición de Dios el agro y la ganadería en plena crisis siguieron produciendo, ¡sino pobre de la Argentina! creo que tenemos que mirar a la sociedad en su conjunto, no desde el centrismo porteño. Tenemos por delante un escenario de crecimiento, la recuperación de toda la cadena agroindustrial está a la vista. El escenario es alentador.

– Usted logró cierto acercamiento entre el campo y el Gobierno. Al sector se lo culpaba de la inflación, pero pareciera que con su llegada la relación mejoró. ¿Siente que su ministerio tiene más peso político?

– Mi proyecto no era estar en la función pública. Yo me despojo de preferencias políticas. La dirigencia política no entiende al campo. Hay un porteño centrismo que carece de mirada de periferia. El Estado de Alberdi fracasó. Se concentró población en zonas invivibles. Hay que incorporar la mirada hacia la periferia, que genera riqueza. desde acá no entienden al campo. Faltó una mirada federal en los últimos 20 años. Es un proyecto unitario. Hemos perdido la identidad de la periferia.

– Los inventores de la siembra directa no necesitaron hacer lobby en Buenos Aires para avanzar con esa innovación…

– Justamente. eso es muy positivo. Pero la dirigencia, la élite, no entiende lo que pasa en el sector.

– Usted dijo tiempo atrás “A Cristina se le terminó el tiempo político”. Ahora está aquí de vuelta, con ella como vicepresidente.

– No hablo de política. Soy ministro de agricultura. A la vice pregúntenle ustedes.

– ¿La brecha cambiaria es un problema para el campo?

– No tuve reclamos del tipo de cambio. Hubo una corrida con trigo y maíz y se generó un desorden bárbaro. Hay sectores que hicieron correr hace 15 días un tuit de aumento de retenciones. Eso significó una anotación anticipada de dos millones y medio de toneladas de trigo y maíz que se liquidan y se pagan retenciones al fijar el precio de ese día. Más allá de ese episodio, no recibí ningún tipo de preocupación por ese tema Dado que las reservas están en un nivel muy bajo.

¿Considera la posibilidad de pedir un anticipo de liquidaciones?

– No. yo estoy pensando en exportar más. ni se habló de ese tema. Guzman transmite mucha seguridad en el proceso de resolución del frente externo.

Cristina, peronista y buscador de consensosJulián Domínguez fue intendente de Chacabuco, en el corazón agrícola de la Argentina, a los 32 años, en 1995. Desde entonces, su cintura política fue reconocida por diferentes líderes peronistas: Carlos Ruckauf para designarlo ministro de Obras Públicas bonaerense en 1999; Néstor Kirchner para pasarle la brasa caliente de la relación con el campo, luego de la crisis por la Resolución 125 y la derrota en las legislativas de 2009; Cristina Kirchner para que conduzca la Cámara de Diputados desde 2011 hasta 2015.

Ahora, a los 57 años, lo fueron a buscar para remontar los votos “rurales” que el oficialismo extravió en las últimas PASO, especialmente en provincias donde Cristina Kirchner se juega el control del Senado: especialmente Santa Fe, La Pampa y Entre Ríos.

Desde que fue designado por segunda vez al frente del ministerio de Agricultura que él inauguró en 2009 –los temas del campo históricamente fueron manejados desde una Secretaría de Economía- el perfil de este peronista bonaerense, padre de 5 hijos y católico de buena relación con el Papa Francisco, fue uno los más mostrados del nuevo Gabinete. Tiene mejor ecuación entre el nivel de exposición e imagen positiva que otro mediático, Aníbal Fernández, con quien se peleó “a muerte” en 2015, aunque ahora ambos digan que dejaron diferencias de lado en función de la emergencia política.

Ese año, Domínguez apostó todo para dar un salto mayor y ser gobernador, pero perdió por muy poco la interna con el actual ministro de Seguridad. Muchos aún se preguntan cómo hubiera sido la historia de Mauricio Macri y Daniel Scioli si en la elección general María Eugenia Vidal no hubiera tenido como oponente a Aníbal Fernández.

Luego de ese disgusto, Domínguez se alejó del kirchnerismo. En 2017 se alió con Florencio Randazzo, casi como en dupla de “despechados de CFK”, y declaró que el ciclo de la actual vicepresidenta estaba cumplido.

Con todo, Domínguez resultó funcional incluso para que Cristina Kirchner y Alberto Fernández eligieran al campo para hablar de “poner fin a los desencuentros”, en un acto que representó el reencuentro público del Presidente y la vicepresidenta tras la crisis post-PASO, y la vuelta de CFK a la Casa Rosada después de muchos meses.

El decreto 700/2021, del martes último, le restituyó formalmente al ministro de Agricultura las funciones que Matías Kulfas y Paula Español le habían copado a Luis Basterra. Desde entonces, Domínguez no “comparte” con el ministerio de Desarrollo Productivo la definición de los cupos exportables de carne vacuna, el gran tema del año en la relación Gobierno-agroindustria, en el cual se está avanzando, pero la Mesa de Enlace dice que con “gusto a poco”.

Al toqueUn proyecto: Un Plan Estratégico de Desarrollo Agrobioindustrial 2030. Un líder: Néstor Kirchner. Un prócer: San Martín. Rosas, Yrigoyen y Perón. Una comida: Asado. Una bebida: Vino argentino (tinto). Una sociedad que admire: la argentina. Un recuerdo: Cuando nacieron mis hijos. Un placer: Los domingos en familia. Un sueño: trasladar la Capital Federal a Santiago del Estero, abrirnos al Pacifico y a América Latina. Una película: “La historia oficial”. Una serie: “El ascenso de un Imperio: Otomano”. Un libro: “Reflexiones en esperanza”, de Jorge Bergoglio. Un desafío. Promover la construcción de un destino compartido de producción con industrialización en origen, trabajo y previsibilidad entre el Estado, los productores y la sociedad.

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