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De James Bond al cine de autor, por qué Léa Seydoux es la actriz del momento

Las historias del filme La crónica francesa, de Wes Anderson, tienen lugar en la ciudad ficticia de Ennui-sur-Blasé (aproximadamente, Aburrimiento en el hastío). A Léa Seydoux -que interpreta en él a una guardiacárcel que hace de modelo para un recluso- le parece un nombre divertidísimo.

“¡Es genial! Es exactamente la imagen que un estadounidense puede tener de los franceses: son muy aburridos”, dice Léa Seydoux riéndose.

Para la actriz, este año ha sido todo menos aburrido. La esperada película de Anderson sigue a la igualmente esperada superproducción Sin tiempo para morir, protagonizada por Seydoux en el papel de Madeleine Swann frente al James Bond saliente Daniel Craig.

La crónica francesa se proyectó este mes en el Festival de Cine de Nueva York y  se estrenó en Cannes, junto a otras tres películas protagonizadas por Seydoux: la adaptación de la novela de Philip Roth Engaño, que hizo Arnaud Desplechin para Tromperie o Deception; la pieza de época de la realizadora húngara Ildiko Enyedi The Story of My Wife y el drama satírico de Bruno Dumont France.

Esa gran diversidad hace que sea difícil tener una sola imagen de la propia Seydoux.

Daniel Craig, Cary Joji Fukunaga y Léa Seydoux en la increíble ciudad de Matera para la filmación de “Sin tiempo para morir”.

De dónde vieneLa actriz, de 36 años, irrumpió inicialmente en los círculos de arte y ensayo en 2008 con el filme francés sobre el romance entre una estudiante y un profesor La Belle Personne.

En 2013 compartió la Palma de Oro en Cannes por la explícita La vida de Adèle con su director, Abdellatif Kechiche, y su coprotagonista, Adèle Exarchopoulos. 007: Spectre, la incorporó en 2015 a la franquicia Bond, luego de una nueva entrega de Misión: Imposible – Protocolo fantasma.

Los admiradores tomaron nota de la seductora y silenciosa presencia de Seydoux en la pantalla. “Léa Seydoux es siempre una actriz cautivadora”, escribió la prestigiosa crítica Stephanie Zacharek en la publicación cultural The Village Voice.

Lea Seydoux, en el Festival de Cannes. Belleza y talento. Foto Reuters

La reseña de The New York Times de Diario de una camarera decía que Léa se mantenía “en un linaje de actrices” que incluía a Jeanne Moreau y Paulette Goddard. “La antítesis de la chica ‘Bond'”, declaró la periodista británica Christina Newland en su análisis de Sin tiempo para morir.

“Léa Seydoux tiene un encanto en la pantalla imposible de reproducir”, contesta por correo electrónico Cary Joji Fukunaga, director de la nueva película de Bond. “Paradójicamente es elegante (casi felina, silenciosa, observadora, se mueve con estilo en una escena) y camionera en partes iguales.”

A pesar de sus roles a veces imponentes, en la conversación Léa marcha al ritmo de su propia música. En un hotel boutique del centro de Manhattan, hace pausas con frecuencia y a veces calla dejando frases inconclusas, pero se muestra afable y curiosa. Sus primeros comentarios no se refirieron a Bond, ni a “Wes”, sino a la crítica existencial de France, el film de Dumont.

“Ella sabe que forma parte del sistema capitalista”, reflexiona Seydoux acerca de su personaje France de Meurs, una periodista de televisión en crisis. “Y quiere eso, esa ha sido su ambición. Pero tiene consciencia de que también es una herramienta del sistema. Y tiene consciencia de su propia alienación.”

No es lo que yo esperaba escuchar en la “burbuja Bond”, como la agente de prensa se refiere a la operación de difusión de la película en el hotel. Pero Léa pasa sin problemas de temas de conversación sobre Bond al análisis desprejuiciado de sus roles.

“Cuando interpreté a Madeleine, era de ‘primer grado’: no había distancia, no había ironía. Mi posicionamiento como actriz es algo que me encanta”, comenta. En contraste, “en la película de Dumont, el tema es la dimensión filosófica”.

Una actriz al naturalCuando le pregunté a Bruno Dumont por la actuación de Léa, contestó sin rodeos: “¡Léa Seydoux trajo a Léa Seydoux! Me gustó lo natural que era. Me interesaba trabajar con su forma de ser para armar un personaje artificial”. (France, también seleccionada en el Festival de Cine de Nueva York, se estrena en todo EE.UU. el 10 de diciembre.)

En La crónica francesa (que en Argentina se lanza el 21 de octubre), Seydoux interpreta a la carcelera y amante de un gran artista preso, Moses (Benicio Del Toro). La vivacidad y el ingenio de Léa en el papel principal sostienen el ritmo cómico.

“El ritmo, el lenguaje corporal, la forma de moverse… Wes entiende que no te podés mover de modo normal. Todo tiene que ser tch-tch-tch-tch”, como succionándose los dientes, Léa lo imita.

Lèa Seydoux, el director Kechiche y Adèle Exarchopoulos, antes de ganar la Palma de Oro en Cannes por “La vida de Adéle”. Distribution company

Anderson le ofreció el papel a través de un mensaje de texto que ella me lee en voz alta: “La película es una especie de conjunto de historias cortas. Así que te voy a mandar únicamente las partes que te hace falta leer…”.

En cuanto al ritmo expeditivo de su personaje, Seydoux responde con una sonrisa: “¡Creo que yo soy así en la realidad!” Léa creció en París con un padre dedicado a los negocios y una madre de “espíritu artístico”, según cuenta. Su abuelo adquirió el histórico estudio cinematográfico francés Pathé, que se remonta a los inicios del cine, pero ella señala que no tuvieron una relación cercana.

“Mi familia era bohemia, pero no una familia bohemia feliz. Yo fui muy triste de chica”, agrega. “Sufría realmente por el hecho de ser diferente. Tenía problemas para leer.” En entrevistas anteriores, la actriz ha descripto una infancia de mucha timidez en la que estaba “completamente en mi propio mundo”.

Su despegue Para Seydoux, el filme que la catapultó, La Belle Personne, fue como tener su “primera familia, en cierta forma”, recuerda. Hacer películas le dio un sentido de pertenencia: “Me gusta sentir que me necesitan, y me gusta compartir cosas con los demás. Me conecta con el mundo”.

No caben dudas de su determinación respecto de la carrera elegida. Otros actores podrían haber flaqueado tras el agotador proceso de filmación de La vida de Adèle. El muy sonado rodaje incluyó tomas repetitivas de largas escenas de sexo y, según me informa Léa, numerosas amenazas de despedirla por parte de Kechiche. A eso le siguieron públicos desacuerdos.

Léa Seydoux, como chica Bond.

Asegura con orgullo que volvería a hacer aquello. Pero se dio cuenta de algo sobre la elección de los directores.

“No necesito sufrir para dar lo mejor de mí”, sostiene.

No rehúye nuevos papeles arriesgados. Acaba de rodar Crimes of the Future (tentativamente, Crímenes del futuro), de David Cronenberg, con Viggo Mortensen y Kristen Stewart. ¿El argumento? “Es un futuro distópico en el que la gente come plástico. Les crecen órganos. Y yo soy una cirujana. Extirpo esos órganos”.

Lo siguiente fue un drama familiar, Un beau matin (Una linda mañana), de Mia Hansen-Løve, que filmó parcialmente durante el verano nórdico antes de contraer COVID-19 por contagio en el set. Tuvo que saltearse Cannes y pasar la cuarentena en París (donde vive con su pareja y su pequeño hijo). En esta película su personaje es el de una madre soltera que cuida a su padre enfermo y encuentra el amor.

En un momento dado, la variedad de sus roles me trae a la memoria la cita de un dramaturgo sobre la elección del tema: “Nada humano me es extraño”. A Léa le gusta la frase. Me entrega su celular y me pide que se la escriba.

Después vuelve sobre sus pasos para hacer una broma imprevisible.

“¿Así que pensás que soy humana? ¡Sí!”

Fuente: The New York Times

Traducción: Román García Azcárate

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