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Dos argentinos juegan el torneo de ajedrez de sus vidas en el único país europeo con toque de queda

Confinamiento estricto en los hogares. Toque de queda de 20 a 5 hasta el 15 de noviembre. Solamente abiertos los comercios “esenciales”. Educación a distancia. La receta contra la primera ola del coronavirus se replica en el presente en Letonia, donde el rebrote de casos (un promedio de 1.400 cada 100.000 habitantes) en una población vacunada por la mitad convirtió al país báltico en el único de Europa con semejante decisión política que recuerda a 2019. En ese contexto pandémico, un par de argentinos juegan en Riga el Abierto de ajedrez más importante de sus vidas. Alan Pichot, ex campeón mundial Sub 16, y Carolina Luján, número uno del país, son dos de los 158 participantes del Gran Suizo de la FIDE. Y le cuentan sus sensaciones a Clarín.

“Obviamente que es la primera vez que juego un torneo en estas condiciones. Será una experiencia diferente porque es el Abierto más fuerte del mundo, es muy largo y quizás enfrente a 11 tipos mejores que yo. Pero la confianza es alta”, dice Alan durante la cena en el hotel.

“Llevaba dos años sin jugar cara a cara hasta que competí en España en el Mundial por equipos y en un Abierto en Alicante. Nunca había tenido tanto parate. Hay que sumar minutos en la cancha, como se dice. Después de estar tanto tiempo sin jugar, hacerlo en este torneo me pone recontenta y con muchas expectativas. Son 50 jugadoras buenísimas y una nunca sabe”, explica Luján desde su habitación.

¿Cómo es ser parte de una “burbuja” deportiva en un contexto de aislamiento estricto que vive nada menos que el país de Mikhail Tal, ex campeón mundial, ícono de los trebejos y símbolo del juego de ataque y de los sacrificios increíbles?

Alan Pichot compite en Letonia. Foto Maxi Failla

“Fue todo muy raro, porque el torneo estaba confirmado desde hace un montón, pero hace cinco días casi se cancela por la alta tasa de positividad. Decidieron jugarlo igual y ponernos en una burbuja”, relata Pichot, quien agrega detalles de la situación. “Presenté un PCR negativo para venir y tengo vacunación completa, pero no era requisito para jugar el torneo. No podemos tener contacto con el exterior ni ir a restoranes ni supermercados. Sólo caminar durante el día. Yo estuve un día y medio sin salir de la habitación y me traían la comida. Muy cuidado todo”, resume el gran maestro.

Carolina aprovechó el día de aislamiento en el cuarto para estudiar ajedrez y hacer gimnasia, porque el desgaste físico será notable. Haber estado en España le permitió llegar con holgura. “Si yo hubiera estado en Buenos Aires, no habría venido por el tema del viaje. Tuve Covid, tengo esquema completo de vacunación y la organización hizo todo más fácil”, cuenta. Igual, por más cuidados que hubo en el arribo, siempre surgen preguntas.

“Cuando aterricé el lunes en Riga, en el aeropuerto nos encontramos unos 25 jugadores y jugadoras, entre ellos Caruana, Aronian y Kosteniuk, y estuvimos todos juntos en un micro para ir directo al hotel y a las habitaciones singles que nos dieron. Todos dimos negativo. La vista desde la ventana está buena, pero espero aunque sea dar la vuelta a la manzana. Mirá si justo no puedo conocer nada de la tierra de Tal”, se lamenta.

El mejor Abierto del año Carolina Luján, cuando estuvo en la redacción de Clarín. Foto Luciano Thieberger

A diferencia de la Copa del Mundo, donde los jugadores se enfrentan por los premios según pasan de ronda, pero deben solventarse todos los gastos de traslado y demás, en este Gran Suizo la FIDE se hace cargo de pasajes, alojamiento y comida. Es una salvación para ambos. En el caso de Alan, porque paga todo de su bolsillo. Mientras que Carolina agradece la ayuda del Grupo Gaman, que se contactó con ella cuando la maestra internacional absoluta inició una campaña en su Instagram para buscar sponsors.

“Quizás mucha gente no sabe nada de nosotros o tiene creada una falsa imagen de que un ajedrecista tiene todo pago o gana millones. Eso en el ajedrez no existe. No saben el detrás de escena ni lo que nos cuesta entrenar y competir. El ajedrez argentino no tiene auspiciantes -denuncia-. Y en el caso de las mujeres es bien notorio. Somos muy pocas, menos del 10 por ciento, y si yo fuera una piba y viera que nadie vive del ajedrez, diría: ‘Hago otra cosa’”.

En Riga habrá 11 ruedas de durísima lucha. Y en esta “burbuja”, si bien no es obligatorio jugar con barbijo y no hay acrílicos de por medio, hay medidas de cuidado, como controles periódicos y desinfección de las piezas antes y después de cada partida.

En el único país europeo con confinamiento estricto y toque de queda, Pichot y Luján quieren dar pelea en el Abierto más duro de sus vidas. Será bien difícil. De hecho, él perdió este miércoles con el ruso Vladislav Artemiev (38° del mundo) y ella ante la georgiana Lela Javakhishvili (28°). Pero las batallas continuarán en pleno aislamiento.

HS

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