Dentro del Gobierno hubo diferentes miradas respecto del rol que debía tomar el Poder Ejecutivo nacional en relación al conflicto mapuche.
Por un lado, el ministro de Seguridad bonaerense Sergio Berni mantuvo la postura de que la Casa Rosada debía brindar ayuda al gobierno de Río Negro. El incendio de la sede de un club en El Bolsón disparó esa discusión en la que el presidente Alberto Fernández primero dijo que no era obligación del Poder Ejecutivo asistir a la provincia, ya que tiene su propia fuerza de seguridad. De todos modos, la ayuda luego fue enviada por el pedido de la gobernadora Arabela Carreras.
El embajador argentino en Chile, Rafael Bielsa, también sorprendió cuando salió en defensa del líder de la RAM, Facundo Jones Huala, preso en el país vecino.
Otro que se prendió en la pelea es Aníbal Fernández. “Ni el Presidente ni yo necesitamos ser aprobados por Sergio Berni”, sostuvo el ministro de Seguridad nacional. Pero Berni no se quedó callado. “Lamento informarle lo obvio, sería necesario contar con la aprobación y el consenso de la sociedad en su conjunto. Si mis matemáticas no me fallan, el 12 de septiembre hubo 16.323.291 argentinos que no aprobaron nuestra gestión. ¿Fui claro? ¿O le hago un dibujito?”, le respondió Berni sumando una chicana. El ministro trató de explicar que la postura que se estaba defendiendo desde Presidencia no ayudaban a mejorar la performance electoral de cara a las elecciones generales de noviembre.
Y el remate estuvo relacionado con la bravuconada de Aníbal Fernández al dibujante Nik que le trajo problemas al ministro nacional.
por R.N.
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