Una platea, una calle, un estadio… Ricardo Enrique Bochini es Independiente. Y su nombre es sagrado para los hinchas del club de Avellaneda que lo vieron jugar, pero también para los que no tuvieron ese privilegio pero se deleitan con las historias de sus viejos o abuelos y los videos del 10 siempre vestido de colorado que todo lo hacía con la pelota en sus pies. En una tarde perfecta en la que el cielo se libró de los nubarrones justo a tiempo, el Bocha recibió su homenaje en vida y el estadio a partir de ahora llevará su nombre y será llamado Libertadores de América – Ricardo Enrique Bochini.
A los 67 años, Bochini volvió a vestirse de jugador para pisar el césped de Avellaneda, ya no en la recordada Doble Visera en la que supo regalar sonrisas y emociones en forma de gambetas, asistencias, sombreritos y goles; sino en la cancha que se llama como él.
El homenaje que debió llegar mucho antes -pero más vale tarde que nunca-, arrancó a puro ritmo con un set musical del DJ Fer Palacios. Y después fue el tiempo de ver al Bocha patear de nuevo a su mejor amiga, la pelota. Los equipos Senior de Independiente y de San Lorenzo jugaron un partido de exhibición de dos tiempos de 10 minutos cada uno antes del duelo entre los conjuntos de Julio Falcioni y de la dupla Monarriz-Di Leo.
“Solo le pido a Dios que Bochini juegue para siempre…”, bajó el canto desde los cuatro costados cuando los (ex)futbolistas salieron al terreno. Y ese pedido, al menos por un rato pareció hacerse realidad. Porque no hay edad para el máximo ídolo de la historia roja, que va siempre empilchado con la ropa del Diablo a todos lados.
Fueron 715 partidos, 108 goles y 13 títulos (cuatro Libertadores, dos Intercontinentales, tres Interamericanas y cuatro torneos locales). Una historia de amor incondicional en la que no hubo terceros. Independiente y Bochini fueron y son el uno para el otro. El 10 eterno no conoció otro equipo en su carrera. Allí, ganó todo y se quedó a vivir, literalmente.
Y allí volvió a repartir fútbol parado de enganche, pisando el balón, metiendo pases entre líneas, dando indicaciones y disfrutando de respirar el olor de un vestuario y del pasto una vez más. Y clavó un verdadero golazo de emboquillada: una definición sutil por arriba cuando el arquero había salido lejos.
Pero habría más. Bochini, que jugó rodeado de sus hijos Simón y Manuel y de otras glorias como Tiburcio Serrizuela, Rubén Insúa, Diego Cagna, Juan José Serrizuela, Daniel Montenegro, entre otros, cerró la goleada de su equipo por 3-0 (el segundo lo hizo Jeremías Caggiano de cabeza) con un penal antes del pitazo final. Del otro lado estuvieron Leandro Romagnoli, Oscar Arévalo, Angel Bernuncio, Norberto Ortega Sánchez y Damián Luna, entre otros ex del Ciclón.
¡¡EL BOCHA ES LO MÁS GRANDE DEL FÚTBOL NACIONAL!! En el Libertadores de América Ricardo Enrique Bochini, el primer gol del estadio con ese nombre lo marcó… el eterno 10 de Independiente. ¡LOCURA! pic.twitter.com/x5DhIuE27h
— SportsCenter (@SC_ESPN) December 5, 2021 Noticia en desarrollo.
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