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Camerata Salzburg: la precisión de un mecanismo de relojería en concierto

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La agrupación austríaca volvió al Teatro Colón, con su particular estilo de integrantes que se autodirigen. Y fue monumental.

En su sexta visita a las temporadas del Mozarteum Argentino (la anterior había sido en el 2018 junto a la gran mezzo argentina Bernarda Fink), la Camerata Salzburg volvió al Teatro Colón.

Como en aquella oportunidad, la agrupación austríaca se presentó según el formato que ostenta desde el 2016: los mismos integrantes se autodirigen, guiados por sus concertinos Gregory Ahss y Giovanni Guzzo, en un trabajo “democrático”, en el que las decisiones musicales son tomadas de manera consensuada.

Para esta gira sudamericana en cuyo marco se presentó, fue a Guzzo (nacido en Venezuela y formado en ese país, en España y en Gran Bretaña) a quien le tocó asumir la dirección musical y el rol solista, en un programa según el formato más tradicional y estilísticamente muy coherente.

Camerata Salzburg. Fue la sexta visita de la agrupación austríaca a Buenos Aires. Foto Liliana Morsia/Prensa Mozarteum Argentino

Camerata Salzburg. Fue la sexta visita de la agrupación austríaca a Buenos Aires. Foto Liliana Morsia/Prensa Mozarteum Argentino

Cómo fue el concierto

El concierto abrió con la última de las seis deliciosas sinfonías del opus 6 de Johann Christian Bach (el menor de los hijos varones de Johann Sebastian, identificado dentro de su gran familia musical como “El Bach de Londres” o “El Bach de Milán” por las ciudades en las que tuvo una residencia ilustre).

La capacidad asombrosa de la Camerata Salzburg para un abanico dinámico que parece no tener límites, el trabajo minucioso de articulación y la labor detallada de arcos fueron evidentes a lo largo de esta obra rica en claroscuros que prefigura algunos rasgos del último Mozart o del primer Beethoven.

Como es de esperar, Guzzo y la Camerata forman una perfecta unidad, y por más que se ubique frente a ellos el concertino-director-solista vibra en comunión total con el ensamble.

Esto fue visible desde la introducción del concierto para violín n° 5 (K. 219) de Mozart. Guzzo no pierde energía en marcar tiempos ni compases (sería una tarea inútil frente a una orquesta que marcha como un mecanismo de relojería), sino que marca impulsos e intenciones musicales, y lo hace con todo el cuerpo.

En su aspecto de solista, el músico ítalo-venezolano despliega una técnica de arco incomparable y un sonido suntuoso, que pone al servicio de su enorme musicalidad y conocimiento del estilo.

Camerata Salzburg, un lujo que presentó el Mozarteum Argentino en el Colón. Foto Liliana Morsia/Prensa Mozarteum Argentino

Camerata Salzburg, un lujo que presentó el Mozarteum Argentino en el Colón. Foto Liliana Morsia/Prensa Mozarteum Argentino
La primera intervención del violín solo del movimiento inicial (Allegro aperto) marcó la magnificencia del fraseo y la expresión, que se continuaron en el poético adagio.

Guzzo y la Camerata dieron plena vida al rondó final, con una interpretación brillante de la sección que da el apodo de Turco al concierto, y dentro de ella una electrizante ejecución de la indicación de Mozart de tocar las cuerdas con la madera del arco.

Un salto cronológico

La segunda parte del concierto propuso un salto más cronológico que estilístico: escrita a los 19 años (la misma edad que tenía Mozart cuando compuso el concierto Turco), la quinta sinfonía de Franz Schubert que se escuchó está explícitamente inspirada en las últimas sinfonías de Mozart y algunas de Haydn.

La versión de la Camerata Salzburg despojó la obra (concebida para un orgánico pequeño y estrenada en un formato doméstico) de cualquier vestigio romántico y la llevó de lleno a la estética del clasicismo vienés, para darle una plena coherencia dentro de la selección de la noche.

Camerata Salzburg. Precisión y musicalidad para un concierto excelente en el Teatro Colón. Foto Liliana Morsia/Prensa Mozarteum Argentino

Camerata Salzburg. Precisión y musicalidad para un concierto excelente en el Teatro Colón. Foto Liliana Morsia/Prensa Mozarteum Argentino
Fuera de programa se escucharon dos obras: luego del Mozart, Guzzo entregó una versión perfecta del primer movimiento de la cuarta de las sonatas para violín solo de Eugène Ysaÿe, y como final del concierto la Camerata trajo más ecos de su tierra con una chispeante polka (Éljen a Magyar!) de Johann Strauss hijo, para disfrute de un público que siguió el concierto con una concentración ejemplar.

Ficha

Camerata Salzburg

Calificación: Excelente

Violín y dirección: Giovanni Guzzo Temporada: Mozarteum Argentino Teatro: Colón, lunes 5 de junio.

WD

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